El auge de los códigos QR

Quién iba a decir al ingeniero japonés Masahiro Hará, creador hace 27 años de los códigos QR, que al cabo de casi tres décadas su invento iba a tener el auge que está teniendo. Casi treinta años de “sequía” de los códigos de “respuesta rápida” (QR, “Quick Response”), que han saltado al “estrellato” por un virus: el Covid-19.

El auge de los códigos QR se debe al estallido de la pandemia del coronavirus. De ser una aplicación de uso minoritario, casi, casi, marginal, se ha convertido de la noche “saludable” a la mañana “pandémica” en una herramienta de comunicación, información y certificación imprescindible, cuando “anteayer”, como quien dice, la inmensa mayoría de la gente podía vivir tranquilamente sin saber de su existencia. O sin entender su utilidad. Pero esto no es lo único llamativo en la historia de los codigos qr, que no han hecho rico a su inventor y cuya apariencia de diminutas cuadrículas blancas y negras obedece a su origen: el juego de ajedrez.

“Serendipia” se llama a esto. “Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”, según la RAE (Real Academia Española de la Lengua). Masahiro Hará, ingeniero jefe de una empresa de automoción proveedora de componentes para la fabricación de vehículos de una conocida marca japonesa (esa que acaba de arrebatar a una firma histórica alemana el liderato mundial), estaba jugando al ajedrez durante un receso en su trabajo. En un momento determinado, se quedó mirando fijamente al tablero, casi hipnotizado. Era como si el contraste geométrico, blanquinegro y binario le estuviera “gritando” que era un sistema muy sencillo de transmitir información. Cualquier información.

El ingeniero nipón no gritó “eureka”, como Arquímedes cuando cayó en la cuenta de la relación entre el volumen de un cuerpo sumergido en el agua y el volumen de ésta que desplaza, o fuerza de flotación que experimenta (“Princípio de…”) Se limitó a llevar a la práctica su idea y, durante tres décadas, este útil medio informativo se ha circunscrito a usos industriales y poco más, mientras casi nadie en el mundo conocía quién demonios era ese tal Masahiro Hará.

Índice de contenidos

¿Qué es un código QR?

Acababa de nacer el código QR como evolución natural del código de barras hacia la “alta velocidad” de lectura, pues permitía acceder a la información a través del teléfono móvil.

Los códigos QR se han vuelto, hoy por hoy, imprescindibles. Con un simple escaneado de la minúscula cuadrícula que evoca a un tablero de ajedrez se puede acceder a información, facilitar la conexión a Internet y realizar otras muchas tareas. Pero, sobre todo –y he aquí lo más interesante–, puede contribuir a agilizar notablemente y a mejorar el servicio o producto de cualquier profesional o empresa, a interactuar con los clientes y, en definitiva, a promocionar un negocio: “jaque” a la competencia.

Códigos QR en negocios

¿Cómo se lee un código QR?

Los expertos de qrty.mobi explican que hay varios factores que intervienen en la lectura de un código QR. El más obvio, que quien quiera “leerlo” tenga un teléfono móvil con el que poder escanearlo, bien sea con una aplicación, bien con la cámara del propio terminal.

El interesado dirige la cámara hacia el código, que tiene que ver nítido dentro de un recuadro que aparece en el foco. Una fina línea línea horizontal recorrerá el recuadro de arriba abajo y en cuestión de unos segundos aparece la información buscada. Así de simple.

¿Cómo generar un código QR?

Tú puedes generar tu código QR. Cualquier profesional o empresa puede hacerlo, y con él dar una óptima imagen corporativa de los servicios que ofrece.

En la actualidad, con los códigos QR se llega más rápido y más fácil a más gente; es decir, se alcanza de manera más dinámica y ágil a una población más amplia de clientes potenciales, allá donde estos se encuentren. Es un medio de información y también un canal publicitario de extraordinaria eficacia.

Los expertos de QRty te lo ponen muy fácil. Con Qrty puedes generar códigos QR personalizados, “a la carta”; gestionarlos, editarlos y hacer un seguimiento analítico de ellos. Y todo por unos precios competitivos, tras catorce días de prueba por cincuenta céntimos de euro.

Tras este plazo de prueba por catorce días a cincuenta céntimos (más IVA) de euro, la suscripción al servicio es anual y tiene un coste de 200 euros más IVA como cuota. Una vez contratado un plan no hay opción de reembolso. Lo que sí se puede hacer es cancelar la suscripción para evitar que ésta se renueve automáticamente.

Con el periodo de la prueba por 0,50 euros (más IVA), el usuario tiene acceso total a las herramientas para crear códigos QR, a las estadísticas y a los formatos de descarga. Es decir, durante el periodo de prueba de 14 días el cliente tiene acceso completo a todas las funcionalidades. Si transcurrido este periodo de prueba el cliente no hubiera cancelado la suscripción, el plan se renueva automáticamente al plan anual de los doscientos euros más IVA.

Tipos de códigos QR

Existen dos tipos de código QR: el estático y el dinámico. Se diferencian en que el código QR dinámico puede ser editado incluso después de ser impreso, y el estático no. Por tanto, el código QR dinámico permite cambiar tanto la función como el contenido en cualquier momento y cuantas veces quiera el propietario.

Otra diferencia es que los QR dinámicos permiten recopilar estadísticas de escaneo para obtener la mayor información posible de la audiencia interesada, audiencia que lo es de clientela potencial.

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